Un desfile de galanes

El otro día un amigo me estaba comentando que, en su opinión, debe ser difícil conocer hombres con los que quiera salir – a mi edad, en mi ciudad y siendo madre soltera para rematar.

Me puse a pensar y concluí que sí, realmente lo es. A veces me encuentro en una gran dicotomía – por un lado siento la necesidad de distraerme, salir de vez en cuando, divertirme y no estar sola pero, por otro lado, siento la presión social de encontrar a la pareja perfecta esta vez y saber, en todo momento, a dónde va una relación.

Pero más que la presión social también me invaden mis propios temores. Temores que son normales porque deseo seguir tranquila y en paz y también porque me da miedo volver a equivocarme. En lo personal siento que muchos de mis problemas de fondo en la vida, han sido por malas decisiones en mis relaciones.

Por eso, en los últimos dos años me he dedicado a investigar, estudiar y construir mi propia interpretación en temas de relaciones y teorías psicológicas del amor, con el fin de entender muchas cosas acerca de mi pasado y mis relaciones, poder conocerme más a fondo, ser más genuina y finalmente lograr ser una mejor versión.

Esas reflexiones me sirvieron para descubrir que mi tendencia era confundir amor con agradecimiento. Agradecimiento de no estar sola y guardar las apariencias que la sociedad exige y, aunque siempre he sido y seguiré siendo una monógama en serie, ahora deseo tener un poco más de autonomía en mis elecciones y ser más proactiva en mis relaciones.

Ahora que tengo conocimiento de cómo era mi comportamiento en temas de relaciones hasta hace poco, quiero cambiar. No porque lo que haya hecho antes estuviera mal, sino porque siento que muchas veces elegí ignorar señales de alerta en los hombres que conocía por temor a estar sola, idealizar o buscar excusas que sólo me hacían perder el tiempo en relaciones tóxicas y poco saludables.

Aun tengo mucho por descifrar y aprender, sé que podré volver a equivocarme en el camino y, aunque suene ilógico, el haber descubierto tantas cosas de mí misma y saber en qué aparentemente he fallado, hace que todo sea aun más enredado.

He llegado a la conclusión que ser independiente, extrovertida, descomplicada y desparpajada no han sido atributos ventajosos en mis relaciones amorosas. Siento que mi personalidad ha sido un arma de doble filo en la mayoría de mis relaciones y, si éstas son con hombres latinos, puede llegar a complicar aun más las cosas. Los hombres latinos, por lo general, son machistas y quieren sentir que siempre están en control.

Es como si para la mayoría de éstos hombres estar con una mujer linda, extrovertida, divertida y afectuosa sea una «parada en boxes» antes de encontrar a esa mujer con la cual desean organizar su vida.

Como si pensaran que una mujer independiente les fuera a robar su hombría o protagonismo y además llegue a ser alguien difícil de manejar a largo plazo. Entonces, muchos optan por organizarse con alguien que puedan controlar más fácilmente o, en algunos casos, con alguien con quien constantemente tengan choques y frecuentes peleas porque no son muy afines.

Hace mucho tiempo que estoy sola, pero siento que en temas de relaciones he logrado grandes avances – no trago entero, cuestiono las señales de alerta, estoy siendo más receptiva, menos confiada, sin que eso sea un impedimento para abrir mis sentimientos y tener más amigos.

Finalmente he logrado romper el molde en cuanto al tipo de hombre que normalmente sentía atracción hacia mí y ya no pierdo el tiempo en relaciones – que aunque sean de amistad únicamente – no me están aportando absolutamente nada.

Hace un tiempo hice psicoterapia y, una de las recomendaciones de mi terapeuta, fue tener más amigos del sexo opuesto. Desde la última vez que escribí al respecto he logrado conocer más amigos con buen potencial y eso me hace feliz porque me sirve de barómetro para medir el progreso y la madurez de mi propia teoría del amor.

Me halaga que muchos hombres quieran conocerme y, aunque no quiero olvidarme de mí misma, tengo una gran responsabilidad como madre. La realidad es que tengo más compromisos como mamá que como mujer y, por esa razón, no estoy interesada en relaciones insípidas y superficiales. Mi tiempo y atención en estos momentos son para mi hijo y mi trabajo – en ese orden.

Un buen amigo me sugirió que empezara a escribir en español y, a raíz de eso, muchos hombres me han contactado por medio de las redes sociales. En algunos inmediatamente noté ese machismo directamente ligado a la creencia que una mujer sola está buscando sexo desesperadamente y están muy equivocados. Por esa razón, a muchos los eliminé de mis contactos. Sin embargo, con otros he estado hablando y, hasta el momento, me ha parecido interesante conocerlos.

Tengo claro que ya no soy una niña experimentando, pero eso no significa que quiera estar con cualquiera, perder el tiempo en relaciones vacuas y vacías o ser la espectadora de un desfile de galanes. Por el contrario, soy una mujer y madre soltera con la gran responsabilidad de criar a mi hermoso hijo.