Escribir un libro no es tarea fácil. Siempre he soñado con hacerlo, sobre todo desde que empecé a escribir de manera amateur en mi blog.

Pero, ¿cuáles son los pasos? ¿Qué se hace primero? ¿Qué se hace después?

No hay una sola respuesta para estas preguntas. Todo es cuestión de organización. La organización que te funcione a ti. Es algo muy personal.

Yo decidí buscar ayuda.

Me reuní con mi prima Natalia, a quien admiro muchísimo; no solo por su manera de escribir, sino por su don de gente y profesionalismo. Le propuse que nos aliáramos en el esfuerzo de sacar adelante el proyecto de mi libro y, adivinen… ¡aceptó!

Luego de esa primera reunión, me dejó un par de tareas para definir el tono y quién iba a ser el narrador de la historia.

Ella me aterrizó.

Escribir es un hábito y requiere disciplina. Yo tengo disciplina pero a veces no mucha inspiración. Escribo de cosas que me pasan a mí, con el corazón y me cuesta usar mi imaginación para desarrollar mejor los cuentos y cambiar el tono a uno más divertido y jocoso.

Los ejercicios me sirvieron para conocer un poco más de mí como escritora. La escritora de mi libro.

Estuve viendo un live en donde entrevistan a una mujer que ha escrito 4 novelas en menos de tres años y lo curioso es que no es escritora de profesión: es ingeniera.

Le preguntaron que cuál fue el punto de quiebre para que ella decidiera lanzarse a escribir su primer libro. Ella, muy convencida, contestó que fue cuando, estando de viaje, le preguntaron en un formulario de inmigración que cuál era su profesión y ella contestó que era escritora.

Fue en ese momento que ella se creyó el cuento y pudo empezar a escribir su primer libro.

Yo necesito creerme el cuento.

Necesito confiar más en mí y en mi capacidad de escribir. Ustedes que creen, ¿podré encontrar mi musa inspiradora?