Ensayo y error

A principios de este año escribí mi primer artículo en español en el blog bajo el título de 2019. En este artículo mencioné cómo me sentía «sana, tranquila y lista para abrirle mi corazón a la persona que supiera valorarme, respetarme y amarme…»

Cuatro meses después, me siento muy diferente. Estoy definitivamente menos positiva en el tema de las relaciones y me encuentro mucho más prevenida y cautelosa.

Cuando hice psicoterapia hace un tiempo, mi terapeuta me comentaba que yo tenía la tendencia a atraer cierto perfil de hombre, pero creo que con el trabajo que hice con ella y el proceso de auto-reflexión que he hecho en los últimos años he logrado romper ese molde.

Un amigo me decia: «¿será que tu radar no funciona?» Honestamente, creo que sí funciona y bastante bien, pero lo que no debe estar funcionando al 100% es el hilo de mis ideas.

Cuando hablo con amigas en la misma situación que yo – divorciadas, con hijos – a muchas les preocupa la soledad a largo plazo.

Cuando vivía en los Estados Unidos, la soledad fue mi peor consejera y me llevó a estar con personas que no eran adecuadas para mí.

Ahora que ya he superado todo eso y me encuentro en Colombia, me pregunto: ¿qué es lo que hay que hacer para toparse con alguien que valga la pena?

Después de mi último escrito surgió bastante polémica y recibí varios mensajes. Muchos de ellos eran deseos de ánimo, suerte, ya llegará… Y estoy muy agradecida con todos los que se tomaron el tiempo para escribirme.

Quizás sea algo cultural, pero es como si todos los problemas de una mujer los resolviera la presencia de un hombre en sus vidas.

A lo mejor no me hice entender bien en mi escrito. Lógicamente que es mejor estar «acompañada» – tener un compañero que te genere tranquilidad, se preocupe por tus asuntos, con quien puedas compartir tus sueños y con quien, a la vez, puedas salir de viaje, a cenar, a cine, etc.

La idea suena tentadora y atractiva y, por esa razón, muchas mujeres buscan siempre estar en una relación así sea con una persona que nos las llene al 100% – porque la sociedad nos hace creer que siempre es mejor estar «acompañado».

Eso es muy respetable, pero no es cierto en muchos de los casos. Yo estuve «acompañada» por muchos años y les puedo decir que es lo más sola que me he sentido en mi vida. No hay peor sentimiento que sentirte sola en tu propio matrimonio y a mí ya me pasó.

Quizás por eso cuando tuve a mi hijo, no aguanté mucho tiempo para separarme de su papá, porque no quise repetir la historia.

Con el tiempo he aprendido a valorar mucho mi tranquilidad y siento que las relaciones a lo largo de mi vida han sido motivos de ansiedad y eso, ahora que soy mamá, es lo que menos quiero. Tengo una gran responsabilidad con mi hijo y no quiero que nada ni nadie me robe la paz que necesito para lograr ser un buen ejemplo para él.

Entonces, con todo lo que me ha pasado y lo que sé hoy, ¿por qué me sigo equivocando? ¿Será que debo cambiar el chip en el tema de relaciones? ¿Existirá un antídoto o lo que tengo no tiene cura? ¿Será que soy yo la del «problema»? ¿No debería tener callo en este tema?

Las relaciones no son fáciles y, en mi caso en particular y por todo lo que he vivido, siento que el tema es de paciencia y de ensayo y error.

El pasto siempre es más verde en la casa del vecino y, por esa razón, muchas de mis amigas solteras aquí y en Estados Unidos anhelan estar con alguien y, en el intento, se estrellan varias veces…

Por eso yo escojo ir en contra de lo que la sociedad opina y, por lo menos por un tiempo y, como dice el refrán, mejor sola que mal acompañada.

¿Ustedes qué opinan?